Casa Palacio de Hernán Cortés
En este palacio neomudéjar, que a primera vista parece una fortaleza por sus recios muros de ladrillo guarnecidos con almenas, el conquistador Hernán Cortés pasó sus últimos años de vida. Una lápida junto a una de las puertas de acceso a las habitaciones que ocupó destaca este hecho histórico: «Aquí murió el gran conquistador de México en 1547».
Del edificio original del siglo XVI apenas quedan vestigios. Fue propiedad Juan Rodríguez, jurado hispalense, responsabilidad equivalente al alcalde de Sevilla hoy día. Abandonada y en ruinas, la mansión fue adquirida, restaurada y ampliada en 1855 por los duques de Montpensier: Antonio de Orleans y Luisa Fernanda de Borbón. Tenían como residencia el Palacio de San Telmo de Sevilla y este era su palacete de primavera y verano.
Por juegos del azar, la hija de los duques, María de las Mercedes de Orleáns, se casó con su primo, el rey Alfonso XII. Como dote de sus padres recibió el palacio de Castilleja, de ahí que la casa pasara a ser patrimonio real. Sin embargo, la reina murió a los cinco meses de casada y el rey nunca volvió por estos lugares, dejando el palacio a su hija mayor la Princesa de Asturias.
Documentalmente se tienen recogidas las visitas de Isabel II al regio palacio en dos ocasiones, así como las de su hijo, Alfonso XII, y la fallecida doña María de las Mercedes, madre de SM el Rey Don Juan Carlos I.
En septiembre de 1899 llegaron a Sevilla las religiosas del Instituto de la Bienaventurada Virgen María, de procedencia irlandesa, de ahí que sean conocidas por el nombre de Las Irlandesas. Alquilaron esta casa de manos de la reina María Cristina hasta que la recibieron en propiedad en 1903. Hoy es un colegio de esta orden. Se puede visitar desde el exterior; desde la calle, a cualquier hora.