Catedral Basílica de Tarragona Metropolitana
El conjunto catedralicio se ubica en el lugar más elevado de la ciudad y sobre el solar que ocupó, en principio, un acuartelamiento de los ejércitos romanos en torno al cual se construyó, paulatinamente, la ciudad de Tarraco. La edificación de la Catedral se inició a partir del año 1171, cuando Hug de Cervelló, arzobispo de Tarragona, legó en su testamento cierta cantidad de dinero para construirla.
Se utilizó el emplazamiento y algunos restos de la denominada área sacra de culto imperial romano, construida durante el siglo I d.C y que albergaba, según determinados arqueólogos, una gran plaza y el templo del emperador Augusto. Sobre este lugar, y a partir del año 475, debió erigirse la primitiva catedral visigótica de la que no existe vestigio alguno al ser demolida con ocasión de las invasiones musulmanas del año 711.
La Catedral fue consagrada el año 1331, siendo arzobispo de Tarragona y Patriarca de Alejandría, el Infante Juan de Aragón. Es considerada, por su grandiosidad y solidez, la primera catedral de Cataluña. Sus naves laterales alojan, entre los contrafuertes, capillas que muestran la evolución arquitectónica y estilística del recinto catedralicio.