Familia Sota - Arte y mecenazgo
Ramón de la Sota y Llano (1857-1936) fue uno de los más destacados artífices del espectacular desarrollo económico que experimentaron Bilbao y su zona de influencia durante el cambio de siglo; un crecimiento basado, en gran medida, en la industria naval y siderúrgica, y promovido por una pujante burguesía que ansiaba hacerse con una imagen de modernidad a través de un renovado acercamiento al arte y la cultura.
El legado de la familia Sota, que asumió un papel protagonista en la vida cultural de la ciudad desde finales del siglo XIX, no solo se proyecta en la prestigiosa colección de arte antiguo y contemporáneo que el matrimonio Sota Aburto reunió en sus domicilios de Bilbao y Getxo. También se refleja en las arquitecturas que promovieron -muchas de ellas con soluciones pioneras en nuestro territorio- y en la activa participación de varios de sus miembros en algunas de las iniciativas que convirtieron a Bilbao en referente cultural internacional. Su historia, interrumpida drásticamente por el estallido de la Guerra Civil y las represalias sufridas, celebra el espíritu de una época en la que el coleccionismo y el mecenazgo influyeron de forma decisiva en la asimilación de una cultura moderna.
Adolfo Guiard
El interés por el arte de la familia Sota nació de la amistad entre Ramón de la Sota y el pintor Adolfo Guiard en la década de 1880. Guiard, figura clave para la introducción del impresionismo, fue pionero en experimentar con este movimiento en París a principios de esa década. A su regreso, expandió su apostolado artístico en Bilbao, aunque no sin detractores y polémicas, como la suscitada entre los escritores Miguel de Unamuno y Antonio Trueba sobre la modernidad encerrada en El aldeano de Bakio. La complicidad inicial entre Guiard y Sota se vio favorecida por su afinidad política e ideológica nacionalista y derivó en una relación cercana, con la presencia habitual del pintor en el yate Goizeko Izarra de Sota. El naviero llegó a poseer más de cincuenta obras del pintor, la mayoría parajes vizcaínos -Gernika, Murueta, Bakio…-, que prestó en varias exposiciones, como la consagrada póstumamente al pintor en 1916. Este interés se perpetuó en los hijos del empresario. Así, Alejandro de la Sota promovió, junto con su hermano Manu, la exposición y los homenajes a Guiard en 1927.