Iglesia de Santa Maria de Maó (Menorca)
En 1294 Jaime II de Aragón, hermano y sucesor de Alfonso III, concedió un espacio para edificar un templo a la Virgen María. A medida que crecía la población fue necesaria la ampliación de la parroquia y en 1420 se añadieron dos capillas junto a la muralla, que se usó como muro lateral y, además, se aprovechó una torre situada en el ángulo de la muralla como campanario. La iglesia tenía una distribución similar a la actual, si bien el edificio era más estrecho y corto. Algunas estructuras de ésta salieron a la luz durante las excavaciones de 2010 aprovechando las obras de cambio de pavimento. En 1535 la iglesia fue saqueada por el turco Barbarroja y sufrió daños importantes, por lo cual se restauró, pero también se hicieron obras de ampliación.
El gran crecimiento demográfico del siglo XVIII y la amenaza de ruina de la parte del coro, que se levantó encima de unas cuevas excavadas por particulares, obligaría a un proyecto de nueva construcción. Los planos fueron encargados en 1747 al pintor Giuseppe Chiesa y al año siguiente empezaron las obras, que finalizaron en 1788. A pesar de encontrarnos en pleno siglo XVIII, en la iglesia se usaron el arco ojival y la bóveda de crucería de tradición medieval. Consta de nave única, de notables dimensiones, con capillas laterales entre contrafuertes. El ábside es semicircular y a su lado está la capilla de la Comunión. Las capillas laterales, cubiertas con bóveda de cañón, se abren a la nave con arcos de medio punto y sobre cada uno de éstos hay una tribuna dividida en dos arcos trilobulados que, en el siglo XIX, recibieron una decoración neogótica. Desde el exterior, el edificio tiene un aspecto excesivamente macizo, sin ritmo.
Destaca el magnífico órgano de Johan Kyburz, inaugurado en 1810. A diferencia del resto del mobiliario litúrgico, el órgano pudo ser preservado de la destrucción durante la Guerra Civil. Se salvó así un instrumento de renombre internacional.