Monumento a Bécquer (Parque de Maria Luisa)
Junto a la avenida de Bécquer se sitúa la glorieta del mismo nombre y este monumento que es, sin duda, el más logrado y el más apropiado para adornar un jardín romántico como el parque de María Luisa.
Esta idea la concibieron los dramaturgos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, al tiempo que, en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en Madrid, en 1910, se exponía un proyecto de monumento a dicho poeta presentado por el escultor Lorenzo Coullaut Valera. Con ese proyecto y los beneficios allegados por la obra La rima eterna, comedia de plácido sueño y de honda poesía, inspirada en la rima IV de Bécquer, escrita por los hermanos Álvarez Quintero y estrenada en el Teatro Lara, de Madrid, el 23 de noviembre del mismo año, se costeó el monumento a Gustavo Adolfo Bécquer inaugurado en el parque de María Luisa el 9 de diciembre de 1911.
De la labra del monumento a Bécquer, compuesto por un busto del poeta y el grupo sedente de tres figuras femeninas inspiradas en la rima X becqueriana El amor que pasa, se encargó el taller de escultura de Federico Bechini Bagnasco, italiano nacido en Livorno y establecido en Barcelona en 1881. De las otras dos figuras de bronce que completan dicho monumento, una yacente denominada El Amor herido, y la otra un amorcillo joven o Cupido, es muy probable que se reprodujeran en el taller de fundición artística de otro italiano, Romolo Staccioli, instalado también en Barcelona en 1888. El grupo de tres figuras femeninas del monumento a Bécquer está realizado en una sola pieza de mármol.