Real Parroquia de Santa María Magdalena
El antiguo templo parroquial de Santa María Magdalena debió erigirse sobre una vieja mezquita. En tiempos del rey Pedro I, a consecuencia del fuerte terremoto de 1355, se reconstruyó siguiendo el estilo gótico-mudéjar similar al de otras iglesias de la ciudad de Sevilla.
En 1692, Leonardo de Figueroa comenzó la construcción del templo actual que se consagró el 22 de octubre de 1724, creando uno de los templos barrocos más impresionantes de la ciudad, con una conseguida policromía, la exuberancia de las yeserías y con el uso del ladrillo y el azulejo.
Durante la invasión napoleónica se transformó la ciudad ensanchando calles y abriendo nuevas plazas, normalmente a costa de conventos e iglesias. Así en 1811 se derribó el antiguo templo para hacer la actual plaza de La Magdalena, trasladándose a la iglesia del convento de San Pablo el Real, volviendo a su antiguo templo en 1817. Tras ser derruida en 1842, la parroquia se instala definitivamente en el templo actual. Entre sus muros residió la primera sede la Inquisición y una lápida de su fachada recuerda que fray Bartolomé de las Casas fue aquí consagrado como obispo de Chiapas en 1544.
El patrimonio artístico que atesora en su interior impresiona por su riqueza y cualificación estética. Su espectacular ciclo de pinturas murales se debe a los pinceles de Lucas Valdés y Clemente de Torres. El retablo mayor es el segundo en proporciones de la ciudad, después del de la Catedral hispalense. En otros retablos colaterales se albergan esculturas de Roque de Balduque (Virgen del Amparo), Juan Bautista Vázquez el Viejo (Virgen de las Fiebres), Jerónimo Hernández (Resucitado y Niño Jesús), Gaspar del Águila (Nazareno de las Fatigas), Juan Martínez Montañés (San José con el Niño) o Juan de Mesa (Asunción) entre otros.